Freddy de Alba, un ‘paratleta’ al que todos han olvidado

Por GERMAN AGÁMEZ

Las medallas que ha ganado Freddys Alberto De Alba Ceballos, prácticamente no caben en el lugar donde las tiene guardadas. También acumula trofeos, diplomas y reconocimientos como un excelente atleta paralímpico.

Freddy Alberto De Alba Ceballos nació en Barranquilla, a los 2 años sufrió poliomielitis por lo que la movilidad de sus extremidades quedó reducida en un amplio porcentaje, sin embargo, desde los 13 años se convirtió un ‘para atleta’ que ha dado mucho de que hablar en la actividad deportiva de personas con discapacidad.

Hoy día, la situación de Freddy no es tan halagadora. A sus 25 años está atravesando una crisis originada por un accidente de tránsito. “El 7 de agosto de 2021 yo iba para el mercado, en el momento de cruzar la Avenida Circunvalar una moto me arrolló y me fracturó la tibia. Estuve hospitalizado durante casi un mes”, cuenta el deportista.

De Alba es un joven con marcadas dificultades económicas, por lo que, junto con su padre, se dedica a vender los chuzos que él mismo prepara y otros alimentos en el parque contiguo al estadio Roberto Meléndez.

Lo que ha sufrido Freddy de Alba en los últimos 9 meses, es relatado por su padre Armando Ditta Jiménez: “Hasta ahora, mi hijo no ha recibido ayuda de ningún ente deportivo estatal ni privado. Nuestra situación económica es muy precaria, por eso hicimos un esfuerzo para conseguir que vinieran a hacerle las terapias a la casa, para evitar los gastos de transporte”.

Ditta se muestra preocupado por la situación de su hijo, quien ahora debe movilizarse en una improvisada silla de ruedas. “Estamos solicitando una ayuda para Freddy, quien ha sido un ‘para atleta’ que le ha dado muchos triunfos y medallas al Atlántico. Creo que se merece un mejor trato”, manifiesta el padre del deportista. Agrega que, “nadie ha venido, ni ha llamado a preguntar por lo que le pasó, ni por la forma como se ha recuperado del accidente y mucho menos han venido a mirar si le falta algo para reponerse totalmente, si tiene necesidades o atraviesa dificultades para subsistir”, recalca.

Armando Ditta lanza una especie de S.O.S. por su hijo: “Pido a las autoridades deportivas del distrito y el departamento que se coloquen la mano en el corazón y le brinden a Freddy una ayuda, porque atraviesa una situación económica muy difícil. Tenemos la esperanza en Dios de que vuelva a competir, pero lo más importante es que se recupere totalmente de la lesión que le causó el accidente”.

Freddy de Alba, acompañado de su padre,
Armando Ditta Jiménez.

La carrera de Freddy De Alba

Desde el momento en que Freddy se dio cuenta de que, no obstante sus dificultades, podía correr, su mente se enfocó en competir al lado de otros niños y jóvenes que también poseían limitaciones físicas debido a varios factores. “A los 13 años me decidí a hacer deportes, ya que los profesores de educación física me exigían que me esforzara cada vez más. Me llamó siempre la atención el atletismo. Poco tiempo después me llevaron a un torneo en Cali y allí gané mi primera medalla de oro, corriendo la prueba de los 100 metros. A los 15 años empecé a prepararme con más intensidad para participar en competencias para atletas con discapacidad. Competía en las pruebas 100, 200 y 400 metros”, cuenta De Alba.

La calidad de Freddy obligó a monitores y entrenadores a tenerlo en cuenta en seleccionados nacionales de atletismo. “Tuve la oportunidad de competir en Argentina”, cuenta con orgullo. “Allá gané una medalla de plata y una de bronce”. Después, aparte de Barranquilla, he participado en torneos realizados en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena y Cúcuta. La mayoría de las medallas que he ganado son de oro, además tengo muchos trofeos”, añade.

Después de 8 meses del accidente, Freddy ha decidido desarrollar su propio programa de terapias de recuperación. “Aquí en mi casa, para mantenerme, camino de aquí para allá y de allá para acá, aunque algunos me llaman loco”, dice.

“Estoy pidiéndole a las autoridades deportivas que me ayuden a recuperarme totalmente y si es posible a conseguir un mejor sitio donde vivir. Me preocupa que mi madre no esté y yo no tenga quien me pueda ayudar. Necesito acompañamiento y orientación psicológica y emocional”. Este es el llamado desesperado de Freddy De Alba, un joven acostumbrado a sobreponerse a las dificultades que la vida le ha presentado, pero que ahora necesita una mano bondadosa para volver a ser el atleta de épocas anteriores.

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